Ganadores de la mejor vestimenta de recreación

Queremos premiar el esfuerzo de los recreadores en su labor de investigación y reconstrucción de las prendas y utensilios que portan. Por ello cada año premiamos a aquellos que mejor hayan confeccionado y documentado su vestimenta acorde con la clase social y grupo cultural que recrean.

¡Que los premiados os sirvan de referencia e inspiración!

IX edición

Mejor Hispano (Cristiano): Diego Gallardo (Signum Temporis)

Tubrucos: En Signum Temporis interpretamos que los mencionados por San Isidoro en sus etimologías como “tubrucos” podrían corresponder a un tipo de pantalón como los hallados en Thorsberg o Damendorf,  que parecen haber sido ampliamente usados en toda Europa desde la Era de Las Migraciones hasta mediados o finales del siglo XI, ya que su tipología encaja con la descripción que da San Isidoro y con las representaciones disponibles en relieves o miniaturas. En mi caso, son de lino, más amigable que la lana para el período estival peninsular, y con pie completo incorporado, al estilo de los modelos anteriormente nombrados. En cuanto al color, no llevan tinte, tan sólo el proceso de blanqueado del lino.

Túnica interior: Se trata de una camisa de lino blanco, longitud hasta medio muslo, con nesgas laterales desde la cintura hacia abajo y con cuello de barca, remanente de épocas anteriores que pensamos que se siguió usando en la Península Ibérica hasta mediados del siglo XI, tal como parecen sugerir algunas representaciones pictóricas como las que podemos ver en los distintos Beatos (Tábara, Silos, Facundo, San Severo,  Burgo de Osma, etc.).

Túnica talar: De lino teñido con índigo, longitud hasta los tobillos, de corte ajustado y cuatro nesgas (tanto laterales como frontal y trasera) para darle un amplio vuelo. Esta vez el cuello es  redondo, y presenta apliques de lino rojo (teñido con raíz de rubia) en cuello, puños y bajo, bordados con motivos geométricos sacados de distintos capiteles prerrománicos. Para los bordados se ha utilizado lana teñida con hierba pastel y lana blanca, usando las técnicas de puntada partida, cordoncillo y relleno. De nuevo, la fuente son los distintos Beatos y otras obras como La Biblia de Roda o la Crónica Albeldense y, para las técnicas de bordado, principalmente usé como referencia distintos fragmentos de tejidos de origen bizantino.

Dalmática/Pintella: Al representar a un personaje de cierto rango, opté por complementar la túnica talar con una pintella o dalmática, a la manera bizantina, recurriendo de nuevo a las fuentes anteriormente mencionadas (siendo en este caso la más clara la Crónica Albeldense, tanto por la prenda como por la distribución de los apliques decorativos). Presenta cuello redondo algo más amplio, mangas anchas y algo más cortas, y longitud hasta justo bajo las rodillas, permitiendo así el lucimiento de los bordados de la túnica talar que hay debajo. Está confeccionada en lana fina teñida con varios baños de índigo, y los apliques decorativos son de lino blanco bordados con lana teñida con vino y cáscara de nuez, usando puntada de cordoncillo. Los motivos ornamentales están sacados de unos restos textiles bizantinos. En cuanto al cuello, la decoración corre a cargo de una cinta tejida en telar de tablillas usando hilos de seda de color natural, color rojo (teñido con cochinilla) y color marrón (teñido con vino tinto).

Zapatos: Dada la inexistencia de registro arqueológico peninsular en esta época, al menos que yo conozca, opté por reproducir uno de los modelos hallados en Hedeby, que no presentan grandes diferencias con otros modelos más o menos coetáneos hallados en distintas zonas de Europa, y cuya analogía con representaciones en las fuentes anteriormente mencionadas resulta razonable. Ya que el cordobán parece que fue un material apreciado en este período, lo usé para el cuerpo de los zapatos, junto a suelas de cuero de vaca, más grueso y duro.

Fajín: De nuevo, la fuente para el uso de esta prenda son los Beatos. Se trata de una banda de lana muy fina, con patrón de espiga, con el ancho de unos 20cm dado por el telar (no tiene bordes cortados ni sobrehilados, es el ancho natural de la pieza) y unos 250cm de largo. Ha sido teñida con un baño de índigo, para obtener un azul claro suave que contraste con el azul más intenso de la dalmática.

Bonete: Las fuentes primarias siguen siendo las mismas, y está hecho con la misma tela que la dalmática y decorada con una cinta de seda tejida en telar de tablillas a juego con el cuello de ésta. Todas las prendas han sido cosidas a mano en su totalidad utilizando hilos de lino, lana o seda según conveniencia, tal como tenemos por norma en Signum Temporis.

Mejor Hispana (Andalusí): Miriam Gracia Martínez (Feudorum Domini)

El traje que se presenta es la reconstrucción de la indumentaria que portaría una mujer de clase alta en el Al-Andalus de los siglos XI-X.

Bien es conocido que en el año 711 se inicia la conquista árabe de la Península Ibérica, sucediéndose distintas expediciones contra los principales núcleos urbanos del territorio, que fueron cayendo en manos de los nuevos conquistadores. En tan solo siete años se habían dominado prácticamente los territorios correspondientes a Hispania, que pasaron a llamarse Al-Andalus. Dando a su vez el paso a un proceso de arabización e islamización cuyo resultado fue la paulatina asimilación, por parte de la sociedad hispano-visigoda local, hacia la cultura de los recién llegados. Costumbres, religión, cultura material, arquitectura, lengua, y moda fueron paulatinamente integrándose dentro de los elementos de la cultura autóctona.

En el caso del traje de la mujer andalusí nos centramos en el que consideramos el momento clave de ruptura con la antigua moda hispana y la asimilación de las nuevas “tendencias” traídas desde el califato Abasí. En este caso, la llegada a Al-Andalus del poeta Zirayab. Con su llegada a Córdoba en el 822 y bajo el gobierno del emir Abderramán II, introdujo costumbres orientales en la corte influyendo en la gastronomía, la música, y la vestimenta.


Ropa interior

Ġhilala. Es la prenda interior que directamente toca la piel. Estaba confeccionada con telas transparentes y ligera, y podía ir con mangas o sin mangas. Era para clases pudientes.

Qamis. Camisa. Era la prenda interior que iba sobre la ġhilala. Con mangas y confeccionadas en lino.

Sirwāl. Esta prenda correspondería con lo que actualmente conocemos como pantalones. Con la pierna recta y la cintura muy ancha, se fruncían para atarlos a la cintura con cordones (tikka).


Prendas exteriores

Jubba. Saya o túnica que se llevaba sobre la ropa interior. En este caso serían prendas con un patronaje muy similar a las conocidas en el mundo bizantino/mediterráneo. De cuerpos anchos con manga larga. La manga podía ser ancha o ajustada al brazo. La largura de las prendas llegaría hasta el suelo o los tobillos.

En el caso de la reconstrucción que hicimos de la prenda, elegimos un tejido de lana, color azul que correspondería con una tintura de índigo. Así como decoraciones en seda y perlas.

Kaftān. En el caso de esta prenda observamos que se nombra tanto en las fuentes documentales y se observa en las fuentes iconográficas, como una prenda de encima que iría sobre la saya/túnica/jubba tanto para hombres como para mujeres. Respecto a la fuentes iconográficas no parece que haya diferencias claras en la confección de la misma tanto para hombres como mujeres. Aunque si es cierto que en las fuentes documentales hacen diferencias de confección de los mismos, en las prendas referidas para los hombres.

Debido a la falta de información de esta prenda para las mujeres, se decidió extrapolar la información de la que disponemos para la prenda en el ámbito masculino, y llevarla al ámbito femenino, esperando hallar nueva información que nos aporte luz en el uso, patronaje y confección de esta prenda para las mujeres.

Del kaftan se conoce que era una prenda correspondiente a lo que hoy asimilaríamos a una prenda de exterior, llegando hasta la rodilla o incluso por debajo de la rodilla. Con maga larga o mangas hasta el codo, estas serían estrechas. Abierto en el frente, la prenda podía cerrarse con botones.

Respecto al patronaje, este era muy similar a los de las jubbas, con la particularidad que, como hemos comentado, estaba abierto en el frente y podía abrirse de manera que el cuello mostraba solapas.  Podían estar hechos de seda, brocados o lana.

En el caso de la reconstrucción del kaftan femenino, se optó por elegir un tejido de lana de tonos rojizos con decoraciones en brocados de seda, debido a que se reconstruye el atuendo de una mujer de clase alta.


Prendas para salir a la calle

Izār/Milhafa.
Manto para envolverse. Era una de las variantes de mantos para salir a la calle, no usadas en el interior. Estas parece ser que eran prendas que hundían sus raíces en la Antigüedad mediterránea. Los mantos y prendas para envolverse podían confeccionarse en distintos tejidos como lino, seda, brocados e incluso algodones, podían a su vez ir adornados con bordados.

En la reconstrucción del izar que llevamos a cabo se decidió elegir un tejido de algodón típico del Yemen, que podemos observar en restos arqueológicos hallados en la Península Arábiga, así como en algunas zonas del Mediterráneo y el Próximo Oriente.

En el caso de los mantos y las prendas para envolver, para facilitar el máximo cubrimiento y modestia, estas prendas estaban hechas a la medida de sus portadores.


Prendas para la cabeza y velos

En Al-Andalus, debido a la tradición sociocultural de los habitantes de la Península Ibérica, el velo para cubrir la cara como prenda femenina no era una cuestión importante y por ello no se solían usar este tipo de prendas.

En el caso de los velos para cubrir la cabeza en la indumentaria femenina, sería una cuestión sociocultural arraigada al territorio hispano, ya que la inmensa mayoría de la población de Al-Andalus hundían sus raíces en tradiciones totalmente opuestas a las traídas por la élite árabe en el s.VIII. Estas eran las tradiciones hispano-romanas e hispano-visigodas, que aún contando con la tradición de velos y mantos que cubrían tanto la cabeza como el cuerpo de las mujeres, estás no contaban con la tradición de cubrirse la cara, como, fundamentalmente, símbolo de estatus socioeconómico como ocurría en territorios árabes.  

Por ello para la reconstrucción del traje femenino se optó por el uso de dos prendas usadas en Al-Andalus (de las muchas variantes de velos usados por las mujeres andalusíes):

Buẖnūq/Bukhnuq. Velo que cubría la cabeza, con la particularidad de que tan solo se ataba bajo la barbilla con un alfiler. Se considera que podría usarse bajo los otros mantos o velos como protección ante la grasa del pelo y el sudor. En el caso de la reconstrucción del mismo se optó por un tejido de seda negra.

ʿIṣāba. Cinta para la cabeza. Se sujetaba en la frente y se ataba en la parte trasera de la cabeza. Podía estar ricamente decorada con bordados, joyas y perlas. Las mujeres de alto nivel las llevarían de tejidos como seda o brocados, las mujeres de estratos sociales más bajos las llevarían de tejidos como lino o lana. Esta prenda tendría dos propósitos: el primero, como elemento de decoración y el segundo de sujeción de los velos.

En nuestro caso nos basamos en el “libro de axedrez, dados y tablas”, escrito e iluminado durante el reinado de Alfonso X el Sabio, en el cual en una de sus iluminaciones podemos observar a una mujer andalusí portando un buẖnūq y una ʿIṣāba.


Calzado

Respecto al calzado no conocemos fuentes arqueológicas. No se han conservado zapatos de la época, tan solo podemos observar el tipo de calzados en las iluminaciones de los manuscritos, que de forma bastante simple nos muestran personajes con calzado. Por ello creemos que la única manera de conocer el calzado llevado por la población andalusí será extrapolar las tipologías a aquellos hallazgos arqueológicos que por influencias líneas de acción de las diferentes culturas cercanas a la andalusí podrían tener parecido en el calzado que nos interesa. Por ello nos fijamos en los hallazgos de zapatos bizantinos, así como los hallados en Elefantina (Asuá, Egipto) y los hallados en Qasr Ibrim (Egipto), así como el tipo de calzado franco o carolingio.

Se conoce también el uso de calzas o calcetines, jawārib, confeccionadas en hazz, algodón, seda o lana. En este caso podríamos extrapolar el uso de calzas hasta la rodilla, o de calcetines hasta la rodilla, tejidos, desconocemos si con punto de media o con la técnica de nalbinding.


Joyas

Para la recreación de las joyas portadas nos basamos en la reconstrucción y reproducción de las joyas halladas en el tesoro de Charilla (Jaén) y en el tesoro de la Amarguilla (Baena, Jaén). Portando en este caso un collar con un colgante de lúnula decorado con aljófares y piedras semipreciosas, anillos, y unas arracadas de inspiración bizantina.

Mejor Vikingo: Abraan Cajaraville

Mejor Vikinga: Andrea Añón Lizaga (Lordemanía)